viernes, 22 de noviembre de 2019

El arbitraje, un desconocido con muchas ventajas


Teresa Iranzo Roura, abogada del M.I. Colegio de Abogados de Pamplona y gerente del Tribunal Arbitral de Barcelona, pronunció el jueves, en la sede del MICAP, la conferencia titulada ‘Arbitraje: ventajas y retos de futuro. Análisis de cuestiones prácticas’, en la que partiendo de preguntas como ¿nos hemos preguntado alguna vez qué modelo de justicia busca el ciudadano? o ¿qué necesidades necesita cubrir cuando surge un conflicto en el que es parte?, revisó este sistema alternativo de resolución de conflictos que puede satisfacer en grado máximo las necesidades del ciudadano.

Teresa Iranzu, fotografiada en la sede del MICAP.
“Como abogados tenemos que buscar el sistema de resolución de conflictos que más le convenga a nuestro cliente, no mirar nuestra comodidad, nuestro interés, sino el del cliente, y realmente el arbitraje y otros sistemas alternativos de resolución de conflictos, como podía ser también la mediación u otros, consiguen dar satisfacción al cliente con muchísimo menos coste, de una forma mucho más rápida y más eficaz”, expuso Teresa Iranzo, quien dijo que es así “porque las personas que deciden son especialistas que tienen muchísima más disponibilidad para atender los casos y al final los tiempos y los costes resultan mejores que con una justicia ordinaria, que está realmente colapsada”.

Opinó que la abogacía tiene que dar un paso adelante, como el legislador y también las universidades “porque es una asignatura que no está en los planes de estudio y nos queda aún un camino muy largo por recorrer. Creo que impartir sesiones de cultura arbitral es imprescindible”.

Futuro halagüeño

Teresa Iranzu ve a la abogacía “dividida” ante el arbitraje, con algunos profesionales que son reacios a los sistemas de resolución de conflictos en general “unos por ignorancia, otros porque quieren sacar el máximo partido a sus casos. En el arbitraje el laudo es definitivo y resuelve la controversia, ahí se acaba, mientras que en la justicia ordinaria los procesos se alargan con recursos”. La ponente se mostró esperanzada porque “la juventud saldrá de las universidades con mayor cultura que con la que salíamos nosotros y creo que van a ayudar mucho las tecnologías y, sobre todo, las necesidades de la globalización, que por supuestísimo nos va a imponer el arbitraje internacional y eso creará sinergias internas. Tenemos un futuro halagüeño”.

Al mirar a los países de nuestro entorno, especialmente Gran Bretaña y Francia, Teresa Iranzu ve que en ellos el arbitraje está más desarrollado con organismos como la London Court y la Cámara de Comercio Internacional “que son ejemplos de buen hacer, y sobre todo hay mucha más cultura. Los anglosajones –añadió- tienen la ventaja de que no les asusta la flexibilidad, que es una de las características del arbitraje, mientras que en España el abogado quiere que todo esté pautado y regulado, lo que se sale un poco del marco del arbitraje que quiere que la autonomía de la voluntad de las partes sea suprema y superior a todo, de forma que solo se aplicarán los reglamentos de las instituciones en defecto de acuerdo entre las partes que son las que deciden qué hacer con su procedimiento y sus necesidades”.

Tradición y trabas

Existe tradición arbitral histórica, y, sin embargo, no existe cultura arbitral. El arbitraje sigue siendo un gran desconocido. ¿Por qué? La oradora explicó que la tradición histórica se remonta a la época de los fenicios y de los griegos, está en el Derecho Romano e incluso la Constitución de 1812 reconoció el arbitraje. “Lo que ocurre es que luego el sistema legislativo ha ido poniendo trabas como la ley de 1953, que pretendía ser unificadora y dar vías al arbitraje, pero que fue conocida como la ley candado porque realmente lo impedía”.

En 1988 se promulgó la primera ley autónoma “que nos dio vía al arbitraje internacional y al arbitraje institucional”, y en 2003 se redactó otra de acuerdo con las normas internacionales de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (Uncitral). “Es cierto que ha habido tanto tradición histórica como cortapisas legislativas, jurisprudenciales y sobre todo de cultura porque no se ha enseñado este sistema”, resumió Teresa Iranzu.

 

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