Aunque
cada día nos llegan noticias relacionadas con posibles delitos de odio, “un delito contra los derechos humanos, además
uno de los más graves porque de ahí vienen los genocidios”, la realidad es que
no ha aumentado su número y si tenemos la percepción contraria es porque se
denuncian más, según indicó Charo Alises en la charla que ofreció en la sede
del M.I. Colegio de Abogados de Pamplona, en el marco de la sesión del Aula de
Derechos Humanos de la Fundación Abogacía, titulada ‘Los delitos de odio y
discriminación en España’.
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Charo Alises, en primer plano, junto a María Josefa Urteaga. |
Tras la
presentación a cargo del anterior decano y patrono de la Fundación Abogacía
Alfredo Irujo, y de la diputada de la Junta de Gobierno María Josefa Urteaga,
que también preside la Comisión colegial del Turno de Oficio y Derechos
Humanos, intervino Charo Alises, abogada y doctora en Ciencias de la
Comunicación. Actualmente preside la Comisión de Derechos Humanos del Colegio
de Abogados de Málaga, donde coordina el Servicio de Atención Jurídica
Gratuita, y es presidenta de la Asociación LGTB Ojalá Málaga. Además, desempeña
un papel importante en el grupo de juristas de FELGTB y dentro del Equipo
Coordinador de la FELGTB.
En la
conferencia explicó el concepto y la gravedad de los delitos de odio, cómo
afectan a las víctimas y su incardinación en el Código Penal. También analizó
el discurso del odio que, unido al de la discriminación, está tan de actualidad
y su difuso límite con la libertad de expresión.
Los
delitos de odio son infracciones penales que se cometen contra una persona o,
un grupo de personas o sus propiedades por su pertenencia a un determinado colectivo
debido a su raza, religión, etnia, sexo, orientación sexual, identidad de
género, nacionalidad, ideología, etc. “La gravedad de estos delitos con
respecto a otros es que no solo afectan a las víctimas sobre la que se perpetra
sino que además lanza un mensaje de intolerancia hacia todo el colectivo al que
pertenece”, indicó la ponente.
Sólo se reducirán con la educación
Charo
Alises advirtió de que es preciso distinguir lo que es delito de odio y lo que
no lo es, “porque si utilizamos el concepto erróneamente le quitamos su valor,
si todo lo consideramos delito de odio al final nada lo es, por eso es
necesario hablar con propiedad y conocer el tipo para saber discernir cuándo
estamos o no ante un caso de delito de odio”. En este sentido, explicó que
cuando a una persona le ocurre algo que pudiera hacerle sospechar que es víctima de uno de éstos “como
considera que es muy grave piensa que se trata de un delito de odio y tal vez
no es así, puede ocurrir que no entienda bien el concepto, es un problema de
percepción por parte de la persona”.
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La conferencia se enmarcaba en una sesión del Aula de Derechos Humanos de la Fundación Abogacía |
La oradora
opinó que aunque pudiera parecer lo contrario no ha aumentado
significativamente su número, “quizás es que ahora se les presta la atención adecuada
y que eso no ocurría antes. Es que ni siquiera había un registro, creo que fue
en 2014 cuando la Policía Nacional empezó a elaborar estadísticas y como antes
no se hacía no es posible comparar cifras. Yo realmente no creo que haya ahora
más, sino que al denunciarse más están saliendo a la luz y se les da la
importancia que realmente tienen”.
Según la
conferenciante, tras el incremento de las denuncias “está la concienciación de
la sociedad, la cada vez mayor información que tienen las víctimas sobre sus
derechos y de cómo pueden denunciar, y también hay una mayor sensibilización de
las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que ya se forman para detectar
cuando reciben una denuncia si están ante un delito común o ante un delito de
odio”. Añadió que para hacer que disminuyan los casos sólo hay una vía, “como
ocurre en casi todo, la educación”.
Finalmente,
en cuanto a la colisión entre los delitos de odio y la libertad de expresión,
“que es un pilar fundamental de un estado democrático”, Charo Alises recordó
que “el Tribunal Supremo ha dicho que en caso de duda siempre hay que optar por
la libertad de expresión”.