El Colegio
de Abogados de Pamplona acogió el pasado viernes la ceremonia de ingreso de
nuevos colegiados, acto con el que se conmemoraba la festividad del patrón de
los abogados, San Ivo. En su discurso de bienvenida, el vicedecano Fernando
Azagra les animó a aprovechar la ocasión que su profesión les ofrece de
defender causas justas.
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Foto de familia de los nuevos colegiados junto a los padrinos y la Junta de Gobierno del Colegio. |
Los 16
abogados que acompañados por sus padrinos prestaron juramento o promesa de ejercer
la profesión de abogado conforme a los preceptos legales y éticos son Irene
Almendros Muñoz, Nerea Arregui de Carlos, Borja Ayúcar Petri, Isabel Cañas
Palacios, Alfredo Ciordia Zabalza, Fermín Errea Rodriguez, Lola Eslava Serrano,
Alberto Gabari Gámez, Vanesa León Arguedas, Rafael Martínez Moreno, Alejandro
Mayayo Martínez, Lorena Ongay Cordón, Blanca Maria Sardina Rovira, Alejandro
Subirán Sarasa, María Ángeles Valdemoros Erro e Iñaki Xabier Zubiri Jiménez. Al acto asistió la Junta de Gobierno colegial.
Fernando
Azagra transmitió a los nuevos colegiados el saludo y la enhorabuena de la
decana, que se encontraba en la reunión del Consejo General de la Abogacía
Española que se celebraba en Barcelona, y les recordó que ingresaban en una
institución cuyos integrantes, según el memorial redactado por los 19 letrados
que decidieron fundar, en 1757, el M.I. Colegio de Abogados de Pamplona, tenían
encomendadas “las haciendas, las vidas y las honras de los individuos”, y que habían
resuelto crear el Colegio para “mejor defender las causas, el socorro de los
pobres, huérfanos y viudas, y evitar los abusos”, entre otras cosas.
Algunos de los recién colegiados, durante la ceremonia. |
Para
pertenecer a aquél Colegio había que demostrar limpieza de sangre, explicó el
vicedecano, es decir, “sin mezcla de moros, judíos ni penitenciarios”. Esa
exigencia se incorporó a los estatutos de fundación del Colegio, cuya creación
se demoró hasta el 12 de septiembre de 1818 a causa de las disputas políticas entre
Madrid y la Diputación navarra que provocó su fundación. Para ingresar, los
aspirantes debían aportar su fe de bautismo, las de sus padres y de sus cuatro
abuelos y presentar 16 testigos, unas exigencias que ahora nos parecen “disparatados
e inhumanos, y desde luego no las conservamos, e imagino que dentro de 200 años
habrá quien también vea en nuestros usos actuales alguna cosa horripilante e
igualmente inhumana, quizás la costumbre de lanzar estos discursos sea mal
vista por los de mañana”.
Momento para agradecer apoyos
“En lo
que sí habrá un acuerdo en que hoy como ayer ingresamos en la abogacía gracias
al apoyo de nuestros familiares y de nuestros amigos”, añadió Fernando Azagra,
quien dirigiéndose a los nuevos colegiados indicó que “hoy es el día adecuado
para agradecérselo”. Les dijo que están llamados a suceder a los letrados de
más edad, “y este relevo de generaciones es la esencia del Colegio”, porque el
Código Deontológico les anima a recabar “consejo y ayuda de los abogados más
expertos, como es obligación de ellos daros su orientación”. Esa comunicación
se produce, por ejemplo, a través de las sesiones formativas, apuntó el
vicedecano, a las que invitó a acudir a los recién ingresados.
Finalmente,
les insistió en que se inician en una profesión “que os da la oportunidad, hoy
como ayer, de socorrer a las viudas, a los huérfanos, de atender a los más
desamparados, aprovechad la ocasión que tenéis de defender causas justas porque
ahí es donde vais a disfrutar de verdad esta profesión, pero también proteged y
dedicaos a vuestros clientes. Si lo hacéis poniendo el corazón siempre será una
labor satisfactoria”.
Posteriormente
quienes habían confirmado su inscripción se trasladaron hasta las bodegas de
Cerveza la Vasconia, en Dicastillo, empresa dedicada a la elaboración de
cerveza artesana con ingredientes exclusivamente naturales en todo el proceso,
donde se visitaron las instalaciones y participaron en una cata. A continuación
un autobús les trasladó hacia el restaurante “La Solana”, en Muniáin de la
Solana, donde, tras disfrutar de la comida se disputaron los tradicionales
campeonatos de mus y parchís.