“Yo
llegué hace un año y medio con una maleta como esas… Me dan ganas de llorar”.
Quien habla así es Miguel Constenla, un venezolano residente en Pamplona que
aprovecha las últimas horas de la exposición ’11 vidas en 11 maletas’ para
visitarla. Ha dejado un mensaje dirigido tanto a quienes no hemos tenido que
pasar por el drama de huir de la guerra y de la violencia como para los que lo
han sufrido: “All you need is love”, todo lo que necesitas es amor, como decía
la canción de The Beatles.
La
peripecia de Miguel Constenla no difiere demasiado de las que se nos revelan a
través de los textos, objetos y fotografías que conforman la exposición de la
Fundación Abogacía Española, que llegó a Pamplona el pasado 12 de abril gracias
a la colaboración del Colegio de Abogados de Pamplona y del Gobierno de Navarra
y que fue clausurada el sábado. Durante estos días alrededor de 2.000 personas se
han conmovido al conocer las historias que nos cuentan las maletas de Aladín,
Iboun, Imán, Jeanne, Karim, Morad, Nya, Sajad, Suleika, Zeinab y Libertad, personas
que han huido y huyen de la guerra, la intolerancia, la miseria, que tratan de escapar
de la muerte y buscan nuestra solidaridad y acogida.
“He
huido del asesinato y del horror, como estas personas que han metido en sus
maletas cosas de poco valor material pero que para ellos emocionalmente lo son
todo. Yo también tuve que escapar con lo que pude llevarme en una maleta buscando
un destino en el que mis hijos tengan el futuro que en Venezuela no lo iban a
tener”, explica Constenla, quien tras pasear la mirada por la exposición instalada
en la Sala Gótica del Palacio del Condestable exclama con desaliento que “aún
hay gente que todavía está mucho peor”.
Otra de
las visitantes de la muestra, Laura, de Pamplona, dice que “lo que más me ha
llegado son las fotos, sobre todo por las miradas de esos niños asustados por
las guerras”, aunque a continuación añade que “bueno, toda la exposición está
muy bien porque supone una denuncia de que se está tratando a los inmigrantes de
forma ilegal, lo que más refleja es que vivimos en un mundo hipócrita e
injusto”.
Laura
está acompañada por una amiga, Izaskun, que cree que “es una idea muy buena la
de representar con unas maletas la huida de unas personas que al final llegan a
un sitio donde no se les trata como debería hacerse, son casos diferentes pero
al mismo tiempo historias que se repiten. Impresiona ver esos cuatro enseres
que a lo mejor es todo lo que tienen… o lo más valioso”.
Mientras
tanto, Miguel Constenla ha colgado una tarjeta en la Valla de la Vergüenza, el
lugar dispuesto para que quienes visitaban la exposición dejaran su mensaje. “Bah,
he puesto una tontería, all you need is
love, como la canción de los Beatles... También está dirigido a los que son
de acá”. Junto a su tarjeta cuelgan otras en las que pueden leerse frases como
“y si fuésemos los refugiados, ¿nos gustaría que nos tratasen así?”, o “esta
exposición nunca debería haber existido, deberían darnos vergüenza estas
situaciones”.
Algunas
apelan a nuestro pasado, “recuerda que aquí alguna vez también la gente huyó y
encontró refugio y oportunidades”, y otras apuntan una esperanza: “Ojalá estas
maletas regresen un día a sus lugares de origen llenas de buenos recuerdos.
Será una señal de que les hemos tratado bien”.