Blanca Ramos, decana del M.I .Colegio de Abogados de Pamplona, inauguró ayer la X Jornada dela Sociedad de la Información, cuya temática giró en torno a la necesidad de
adaptación de las normas que regulan la Propiedad Intelectual al actual entorno
tecnológico.
El encuentro, al que asistieron
alrededor de 60 abogados, estuvo organizada por la Comisión del Derecho de la Tecnología,
y contó con la participación de tres juristas
expertos en nuevas tecnologías, cuyas intervenciones se extendieron a lo largo
de la mañana y terminaron con una mesa redonda moderada por Olivier Izal,
presidente de la Comisión, que se encargó también de clausurar la jornada.
Fernando Carbajo, profesor titular
de Derecho Mercantil de la Universidad de Salamanca y Magistrado Suplente de la
Audiencia Provincial de Salamanca, experto en
el Derecho de la propiedad industrial e intelectual, presentó la ponencia Propiedad Intelectual en la Sociedad de la Información.
La intervención de Jorge
Campanillas, fundador del despacho de abogados Iurismatica Abogados, blogger
jurídico, co-fundador de Derecho en Red
y responsable del portal
EventosJuridicos.com, se desarrolló por medio de la ponencia Software libre y licencias Creative Commons.
Por último, David Maeztu, abogado
especializado en derecho de internet, propiedad intelectual y tecnología, socio
en el despacho Abanlex y colaborador de Creative Commons España, se ocupó de
la Protección de la Propiedad Intelectual y Responsabilidad de Prestadores de
Servicios en Internet.
Propiedad Intelectual
Fernando Carbajo destacó el
equilibrio como un punto esencial del moderno derecho de Propiedad Intelectual.
“Equilibrio entre derechos y límites. Entre el incentivo para los creadores y la
industria y el acceso para los consumidores”. Por otro lado, insistió en “combatir la piratería activamente al tiempo
que se incentivan los nuevos modelos de negocio”.
A su juicio, es el de la
piratería “un problema internacional,
que en nuestro país ha llegado a tener unas cotas altísimas, vergonzantes. Ahora se ha corregido porque, de tolerarla, hemos pasado a un sistema de medidas penales,
civiles y administrativas. El problema es que no funciona demasiado bien porque
los titulares de derechos no están utilizándolas. Hablan del elevado coste
procesal, de los tiempos lentos de respuesta, etc.”.
En este sentido, consideró que “el
procedimiento administrativo, la famosa ley Sinde, no está funcionando como se
esperaba. Sin embargo en Italia y Portugal, un mecanismo similar sí que funciona,
porque los tiempos de respuesta son mucho más rápidos”, ya que “han creado una unidad
administrativa más eficaz”.
A su entender, es muy difícil frenar la piratería. “Es una
cuestión de cultura y de mercado. Tal y como hemos dicho hoy, se está
produciendo ahora mismo un cambio. Los usuarios ya perciben que hay una oferta
legal a un precio razonable. Y esa es la mejor manera de combatir la piratería,
junto con el modelo de streaming. Los
modelos de descarga alimentan la piratería. Los de streaming, pagando un bono
de 10 ó 15 euros al mes dan acceso a una gran cantidad de música y de películas”,
aspecto que “sí es un freno para la piratería. Ese cambio de modelo de negocio
es lo importante. Hay que tener la ley
para los casos más graves, porque no se puede perseguir a todo el mundo. Pero
lo que hay que estimular es el modelo de negocio y la competencia efectiva”,
expuso.
Licencias libres
Jorge Campanillas centró su
intervención en las licencias libres en el entorno digital. “He intentado
transmitir que aunque estamos en un mundo en el que la inmediatez hace que cuando
compartimos algo en la red no nos preocupemos casi del origen de ese contenido,
todavía hay mucho recorrido en cuestión de licencias libres, especialmente en
todo lo relacionado con los contenidos, la administración pública y con los
portales open data y el open access”.
Así, consideró importante impulsar
la utilización ese tipo de contenidos también
en el mundo de las start-ups o el emprendizaje,
ya que pueden servir como base a determinados modelos de negocio.
Además, recordó la capacidad de las
licencias libres y el software libre para generar innovación en beneficio de la
sociedad, especialmente en las infraestructuras
de internet, que están basadas en este tipo de licencias y en cuyo desarrollo
han sido un elemento fundamental.
Respecto a la resistencia de algunos abogados a introducirse en el mundo
de las tecnologías de la información, consideró que en ocasiones se debe al
desconocimiento de la tecnología. “Nos
pasa porque tenemos una mentalidad más de jurista que los propios programadores
y a veces eso genera reticencias, especialmente por el desconocimiento de la tecnología, de cómo
funcionan los sistemas.” Ante esta situación, su consejo es que “se pierda el
miedo a la tecnología, que se vaya investigando, y eso permitirá encontrar soluciones a los problemas que se
generan en el día a día”.
Responsabilidad de Prestadores de Servicios en Internet
David Maeztu expuso como, poco a
poco, se va afinando más la responsabilidad de los prestadores de servicios. “Vamos
supliendo las lagunas interpretativas, que han generado situaciones de impunidad
o de duda sobre la responsabilidad que puedan tener los operadores en internet
a medida que avanza la legislación. A medida que se desarrollan mejores
sistemas jurídicos la tecnología avanza y genera desafíos a esos sistemas. Tenemos
que estar abiertos a analizar esas realidades y a proponer soluciones como
juristas, en defensa de los clientes”, consideró.
Respecto a los retos que el
entorno tecnológico plante a los profesionales del Derecho, apuntó que uno de
ellos es “el miedo a enfrentarse a conceptos que no conocen o que les resultan
muy lejanos. Hay cierta tendencia en
algunos compañeros, cuando se trata de
temas tecnológicos, a decir: esto no lo
voy a entender, así que ni siquiera lo
intento”.
A su juicio, la mejor manera de romper esa barrera es “acercarse a ello con una mentalidad abierta, ya que la propia realidad obliga a que eso se tenga
que superar” y consideró que la profesión en general está mejorando en este
aspecto.
Así, recordó que “los principios
jurídicos, en la mayoría de los casos, siguen siendo los mismos que hemos
estudiado siempre. A la mayoría de los asuntos se le puede dar una
interpretación jurídica acorde a los principios tradicionales de Derecho y, por tanto, no es tanto un desafío jurídico
como, a veces, de lenguaje, en gran
medida causado por la proliferación de tecnicismo y de
palabras extranjeras”.
Y concluyó: “Hay situaciones
nuevas, pero existe la posibilidad de interpretarlas de acuerdo a principios
viejos. Ese miedo que hay a no entender porque es nuevo, no siempre es tal. Si
vemos las cosas tal y como son y no como aparentan, veremos que ya lo tenemos
descrito en algún fenómeno jurídico que tenga 100 años o que ya tengamos
perfectamente testado”.