Aunque la inacabable sucesión de noticias sobre mujeres asesinadas y agredidas pudiera hacernos
pensar lo contrario, lo cierto es que la sociedad ha avanzado notablemente en
el rechazo de la violencia de género, tal y como se puso de manifiesto en una
mesa redonda que versó sobre el tratamiento de las noticias de estos delitos en
los medios de comunicación, celebrada en el marco del XIV Curso de
Especialización Jurídica contra la Violencia de Género. Intervinieron Eulalia
Lledó Cunill, doctora en filología románica por la Universidad de Barcelona y
experta en estudios de género y Gonzalo Ruiz Eraso, director de Comunicación
del Tribunal Superior de Justicia de Navarra fueron los protagonistas de la
mesa redonda, moderada por Carmen Larramendi, abogada especializada en
violencia de género.
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Eulalia Lledó es escuchada por Carmen Larramendi y Gonzalo Ruiz Eraso. |
Eulalia Lledó es investigadora de los sesgos
sexistas de la literatura, la lengua y las noticias de prensa. Ha sido pionera
en la elaboración de guías y manuales sobre el tema, por los que ha recibido
numerosos premios y reconocimientos. Abrió su ponencia con una imagen
impactante, era el anuncio de una línea de perfumería masculina publicado a
finales de los 60 en la prensa en el que se veía, en primer plano, una joven
sonriente con un ojo ennegrecido, y detrás de ella un hombre con unos guantes
de boxeo. El lema que aparecía debajo de la fotografía era el siguiente: No importa lo que ha pasado. Él es un hombre
y vd. lo ama. Él merece Lucky.
La ponente partió de este ejemplo para demostrar
lo mucho que se ha avanzado en este terreno: “Aunque desde nuestra perspectiva
nos cueste creerlo, esto no llamaba entonces la atención, era un anuncio normal
y ahora lo consideramos penalizable y un canto a las agresiones. Da una medida
de lo que cambian las cosas”.
Expuso asimismo varios titulares antiguos de prensa
en los que se indicaba que los autores de varias agresiones mortales habían
actuado movidos por los celos, y se preguntó cuantos de los asistentes a la
mesa redonda no habían sentido celos en alguna ocasión sin que ello se hubiese
traducido en una agresión, “lo que demuestra que cuando hay una agresión no es
a causa de los celos, que es un sentimiento muy humano, muy común, sino por
otra razón, y lo que se hacía era taparlo con esta pantalla”.
Comparó el contenido del anuncio, la redacción de
los titulares de las noticias periodísticas y de otros ejemplos del uso sexista
del lenguaje con el tratamiento que se dio a la violación múltiple ocurrida en
Pamplona durante las pasadas fiestas de San Fermín, difundida a través de
noticias en las que “no se cuestionan los derechos de la mujer, su libertad
para andar por la calle a la hora que le de la gana, no se considera extraño ni
se le culpabiliza a la víctima por entrar en contacto con desconocidos, y
tampoco se informa de cómo va vestida, porque existe mucha literatura judicial
sobre cómo iban vestidas las mujeres víctimas de una violación”. En este
sentido recordó que antes era frecuente que se hiciera constar que la mujer
violada llevaba minifalda, que había bebido o que se encontraba en la calle a
las dos de la madrugada, por lo que insistió en que se ha avanzado mucho y en
la buena dirección.
Las normas del TSJN
Gonzalo Ruiz Eraso también se refirió a la violación
ocurrida durante los pasados Sanfermines para indicar que, a su juicio, “la información
que ha salido desde el juzgado, la ofrecida por el juez instructor a los medios
de comunicación, ha sido modélica”. Ruiz Eraso explicó cómo se difunden desde
el TSJN las informaciones referidas a los asuntos relacionados con la violencia
de género, tanto en la fase de instrucción como en el juicio y, posteriormente,
en la sentencia.
En la fase de instrucción se dan a conocer las
medidas que se adoptan con respecto al detenido: si ingresa en prisión o si
queda en libertad, con que tipo de medidas cautelares en su caso, “y siempre
omitiendo la identidad de la víctima, por completo, y también tenemos que
omitir la identidad del investigado para proteger a la víctima, porque es
frecuente que haya relaciones de parentesco y no podemos difundir cualquier
dato que pueda identificar a la víctima a través de la identidad del inculpado”,
advirtió.
En esas resoluciones, cuando se trata de autos de
ingreso en prisión, si contienen datos escabrosos Gonzalo Ruiz Eraso solo da a
conocer un resumen “en el que nos ceñimos a los hechos pero, por ejemplo, no
contamos el modus operandi de una violación, no damos datos de cómo se llevó a
cabo el delito. Son los únicos casos en los que no damos a conocer el auto, que
es lo que nos gusta por transparencia”. Todo lo que se da a conocer desde el
gabinete de comunicación del TSJN cuenta con la autorización del juez
instructor.
Por otra parte, no está permitido el acceso al
Palacio de Justicia ni a las televisiones ni a los fotógrafos, “los pasillos no
son fuente de información y se busca no intranquilizar a los testigos o a las
víctimas evitando esas imágenes de las cámaras persiguiendo por los pasillos a
un detenido por violencia de género o a una víctima”, precisó Ruiz Eraso.
Durante la fase del juicio oral, con autorización
del juez o del presidente del tribunal ordinariamente se facilita el acceso de
los medios audiovisuales a la sala de vistas para que tomen imágenes, pero en
los casos de violencia de género y de agresiones sexuales la mayoría de los
juicios tienen carácter reservado y algunos se celebran a puerta cerrada. Y aunque
el criterio habitual en los tribunales y juzgados de Navarra es que puede
autorizarse que se obtengan imágenes de los acusados de espaldas, cuando se
trata de un cargo público pueden tomarse de cara. En cuanto a los testigos o
las víctimas, no se les fotografía o se graba salvo que ellos mismos lo
permitan. “Se nos plantea un cierto conflicto, porque tenemos que combinar la
protección de la identidad de víctimas y testigos con el derecho a la
información”, reconoció el ponente.
Cuando ya se ha producido la sentencia contra un
agresor sexual, Gonzalo Ruiz Eraso no la facilita íntegra cuando resulta muy
escabrosa, en esos casos se opta por una nota de prensa en la que se evitan
esos apartados, y si no lo fuera se facilita el texto con el nombre de la
víctima borrado. En el caso de que pudiera facilitar la identificación de la
víctima, también se elimina el del agresor, y “también hablamos con los
periodistas para que no entren en detalles morbosos y que prescindan de
cualquier dato que pueda identificar a la víctima”.
Por último, el responsable de comunicación del TSJN
explicó un decálogo de recomendaciones a los periodistas a la hora de informar
sobre casos de violencia de género.