El anterior decano del M.I. Colegio de
Abogados de Pamplona, Alfredo Irujo, inauguró recientemente el Máster de Acceso
a la Abogacía que imparte la Universidad Pública de Navarra pronunciando una
lección magistral en la que animó a los futuros letrados a participar
activamente en la vida colegial e institucional, porque de lo contrario no sería
posible prestar servicios a los ciudadanos y a los propios compañeros y porque
la abogacía institucional es “eminentemente solidaria”.
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Alfredo Irujo durante su intervención en la UPNA. |
Fue la decana del Colegio, Blanca Ramos, la
que presentó a Alfredo Irujo, quien comenzó su intervención distinguiendo entre
los abogados que se implican en la vida colegial y en la abogacía institucional
y los “que se dedican a lo suyo, a su trabajo individual y a nada más”. De éstos
dijo que “se pierden lo mejor de la profesión: lo institucional y lo solidario
de la abogacía”.
Irujo recordó que la pertenencia a un colegio
de abogados es legalmente imprescindible para ejercer la profesión, y que la LOPJ
incluye a los abogados entre las personas que cooperan con la Administración de
justicia, “lo que nos permite señalar sin posibilidad de equivocación que sin
abogacía no hay derecho de defensa, sin éste no hay justicia y sin justicia no
hay estado de derecho”.
Añadió que los colegios de abogados son una
administración pública a la que le son aplicables los principios de servicio
con objetividad a los intereses generales y a los ciudadanos, el de
sometimiento pleno a la Constitución, a la Ley y al Derecho, etc.
Tras advertir que no se trata de un gremio
que actúa corporativamente, citó sus propias palabras en el discurso de despedida
del CGAE en las que afirmaba que “la Abogacía es una institución independiente,
sana, prestigiada e influyente, donde se realiza un trabajo ingente y
desinteresado a favor de la profesión, de la Justicia, del Estado de Derecho y
de los derechos y libertades de los ciudadanos, sin importar el lugar de
procedencia de los que aquí nos sentamos y con absoluta independencia”, y
aseguró que eso se consigue “con abogados y abogadas implicados en el asunto
colegial o institucional”, porque de lo contrario no sería posible ofrecer los
servicios a los colegiados y a los ciudadanos: “La colaboración de los
compañeros es imprescindible”
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Blanca Ramos junto a José Francisco Alenza y Rafael Lara. |
Profesión
solidaria
Asimismo, defendió que la abogacía
institucional “es eminentemente solidaria, con los compañeros y con la sociedad,
no se pueden desligar de ese compromiso con la sociedad, por ejemplo, los
turnos y servicios relacionados con la justicia gratuita, ni lo que desde cada
colegio se hace a favor de los más desfavorecidos (turnos y servicios especializados
no exigidos por la ley), o las labores que se realizan desde el colegio con
relación a los fines que tiene encomendados”, y en este sentido se refirió a la
Fundación Abogacía Española, de la que es patrono.
Explicó que se trata de una entidad sin ánimo
de lucro cuyos fines son la defensa de los derechos humanos y la cooperación al
desarrollo para lo que desarrolla proyectos, tanto dentro como fuera de
nuestras fronteras, en los ámbitos de la defensa, la protección y la promoción
de los derechos humanos. “La fuente de inspiración de toda la actividad de esta
Fundación es la función social de una abogacía libre, independiente y
entendida como pieza esencial de la defensa de los derechos y el acceso a la
justicia de todos los individuos, sin distinción de ninguna”, continuó Alfredo
Irujo, quien añadió que “tiene como misión coadyuvar a promover cambios
estructurales y legislativos que fortalezcan el Estado de Derecho y que
permitan a la población más vulnerable la defensa de sus derechos e intereses
legítimos”.
El
trabajo que lleva a cabo la Fundación, según dijo el orador, se estructura a
través de tres pilares: defensa, protección y promoción de los derechos
humanos. “Defensa a través del apoyo directo a los abogados defensores de
derechos humanos en situación de riesgo y su labor en procedimientos judiciales;
protección, impulsando el desarrollo normativo e institucional que fortalece el
amparo de los derechos y libertades fundamentales, y promoción a través de
actos, conferencias, premios y comunicaciones públicas que sensibilicen a la
población sobre el papel fundamental del respeto de los derechos humanos.
A
continuación enumeró algunas de las actividades organizadas y realizadas por la
Fundación, como el Congreso de Derechos Humanos de la Abogacía Española, que en
2014 abordó la prevención de los malos tratos y la tortura, en 2015, la
detección y defensa de víctimas de trata y en 2016 va a estar dedicado a los
refugiados; los Premios Derechos Humanos de la Abogacía Española; la asistencia legal a presos españoles en el extranjero,
de forma muy destacada en Ecuador y Perú, y fortalecimiento de los derechos
humanos en el ámbito penitenciario; promover el acceso a la justicia de
colectivos vulnerables para el fomento de la cohesión social en América Latina
a través del programa europeo Eurosocial Plus; el proyecto de observación de
juicios contra activistas de derechos humanos saharauis, o el Aula de Derechos
Humanos, una actividad que busca mejorar la asistencia letrada a las personas
más desprotegidas para contribuir así a mejorar la defensa y protección de los
derechos fundamentales de los colectivos sin recursos.
Alfredo Irujo terminó su lección magistral
con una cita de Angel Ossorio en El alma de la toga: “¿De verdad habrá alguien
que crea, a estas alturas, que un abogado no tiene que hacer más que defender
pleitos y cobrar minutas?”, y con un consejo para los futuros abogados: “¡No os
perdáis lo mejor de la abogacía!”.