La abogada
Blanca Ramos Aranaz (Pamplona, 1967), juró ayer el cargo de decana del Muy
Ilustre Colegio de Abogados de Pamplona, lo que la convierte en la primera
mujer en estar al frente de la institución. Vinculada desde el principio de su
práctica legal al Turno de Oficio, ha sido miembro de la Junta de gobierno del
MICAP en los últimos 8 años. Licenciada en Derecho por la Universidad de
Navarra, en la promoción de 1990, ocupaba hasta su nombramiento la presidencia
de la Comisión del Turno de Oficio y Derechos Humanos y la coordinación del
Servicio de Asistencia al Detenido.
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Blanca Ramos. |
En el tiempo
que he estado en la junta el colegio se ha hecho un esfuerzo muy serio en
materia de formación, sobre todo en los últimos cuatro años. La imagen del
colegio ha sufrido un gran cambio, y ha sido para bien en lo que se refiere a
reivindicarnos de cara a la sociedad, algo en lo que hay que seguir trabajando,
para que se sepa cuál es realmente el trabajo del abogado. Creo que es algo que
se ha hecho muy bien, sobre todo por parte del decano, que ha sido muy consciente
de que era importante. Y el cambio de imagen, incluso física, ha hecho que los
compañeros se acerquen más al colegio. Es un trabajo con el que hay que continuar. Todos los compañeros
tienen que saber que este es su sitio, no solo el lugar al que van cuando
necesitan un certificado. Queremos que se acerquen al colegio, a las sesiones
de formación, que participen en las comisiones de trabajo, intercambien
opiniones, etc.
Se ha
realizado una inversión importante para crear un espacio más agradable y
abierto a la ciudad para las reuniones y charlas, hay nuevos despachos para que
los compañeros puedan utilizarlos, se ha tratado de crear un lugar mejor para
los propios ciudadanos que acuden al SOJ. No sabíamos cómo iba a resultar, pero,
al final, creo que ha sido un acierto y se ha notado en el hecho de que cada
vez la afluencia es mayor, a lo que ayuda el esfuerzo para ofrecer actividades
de interés.
Además, afrontamos
un reto muy importante, que es el de la innovación, de cara a la supresión del papel en el Colegio y en
los juzgados. Nosotros estamos concienciados de que eso es una tarea que nos
toca asumir, pero no tenemos tan claro qué nos vamos a encontrar desde el lado
de los juzgados, cómo va a funcionar, dónde va a fallar… Porque es fundamental que
las notificaciones lleguen correctamente, por los plazos... Los abogados
vivimos siempre pendientes de los plazos.
Además, la
junta, y especialmente el decano, Alfredo, ha sido muy cercano a los
compañeros. Creo que es algo que hay que tratar de mantener, porque el colegio
no es de la junta. La junta está para representar a los colegiados y para
tratar de hacer las cosas lo mejor posible para todos. Ese es, en definitiva,
el mensaje que se ha conseguido transmitir y que me parece que hay que seguir transmitiendo.
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Carlos Carnicer se dirige a la decana tras su toma de posesión. |
Por lo que comenta, la nueva junta de gobierno es partidaria de darle continuidad al trabajo de la anterior. ¿Podemos hablar de continuismo?
La junta va a
tener seis miembros nuevos, se renueva al 50% y por primera vez es una junta
paritaria en cuanto al número de hombres y de mujeres, aunque en ningún momento
eso ha sido decisivo a la hora de pensar quién podría integrarla. Lo que se ha pretendido
ha sido encontrar personas válidas y con capacidad de hacer lo que creemos que
hay que hacer.
Los compañeros
que se van nos lo ponen muy difícil porque lo han hecho muy bien, empezando por
Alfredo, Juan Tomás, el vicedecano, Miguel, Iñaki.. Son personas con un peso
específico, profesionales excelentes, tienen mucha templanza, aportan
estabilidad y dan mucha confianza a la hora de trabajar. Piensan mucho las
cosas, son muy prudentes… Pero el hecho de que haya savia nueva, más joven,
también puede imprimir proximidad, sobre todo de cara a los compañeros más
jóvenes, que ya son muchos, porque en los últimos años ha habido muchas
colegiaciones. Esa es otra idea que la junta ya tenía en mente, pero que, por
la cantidad de novedades que se han producido el último año, que ha sido
bastante intenso, no se ha podido llevar a la práctica.
Queremos reanudar
la actividad de la Agrupación de Abogados Jóvenes. Estuvo visitándonos en
octubre la presidenta de la Confederación Española de Abogados Jóvenes,
Cristina Llop y ya abordamos el tema con ella. La idea que tenemos es que sea
una correa de transmisión de ideas, de necesidades, que sirva para que los
compañeros más jóvenes se acerquen al colegio, una vía para a integrarse mejor
y recoger sus aportaciones.
En
su experiencia, ¿qué aporta a la vida profesional el participar en la actividad
del colegio?
Cuando empecé
en el despacho no conocía a ningún abogado. Y en esos momentos, cuando se comienza
desde cero, el contacto con los compañeros es muy importante. A veces se necesita
un consejo y otras sólo que alguien te escuche y te reafirme, que te diga que
vas bien. Y yo eso lo encontré en el colegio y en Letrados con más experiencia
que han terminado siendo grandes amigos. A veces la imagen que se ofrece del
abogado es la de alguien que va a lo suyo, muy competitivo, muy individualista.
Cuando se prepara un asunto, efectivamente, se está solo, con el cliente y la base de
datos, frente a la demanda, pero yo siempre me he encontrado con compañeros
dispuestos a ayudar. Hay solidaridad entre
los abogados y mucha capacidad de comprensión con los clientes, de ternura
incluso. Y eso es bonito, porque a veces el cliente viene perdido, no sabe cómo
enfocar los temas.
Su
carrera profesional siempre ha estado ligada al turno de oficio
Sí. Empecé en el turno en cuento me pude apuntar.
Y no tardé mucho en entrar en la
Comisión del Turno de Oficio, en la que estuve trabajando varios años, aunque
no tenía ninguna función específica: escuchaba y aprendía. Entré en la Junta
hace 8 años y fue entonces cuando me nombraron presidenta. Además, ahora mismo
me estoy ocupando también de la coordinación del Servicio de Asistencia al
Detenido, que es una de las cosas más bonitas que uno puede hacer en la vida.
Es el primer
contacto con ciudadanos que están en situaciones en las que son, normalmente,
muy vulnerables. Cuando una persona está detenida o citada ante la autoridad
judicial para un asunto penal, se siente desprotegida, porque normalmente casi
nadie sabe a qué se enfrenta, y el contacto con el abogado es de mucha mayor
intensidad. Hasta hace poco, cuando el abogado llegaba a la comisaría, en
ocasiones había un tira y afloja para tratar de que se informase adecuadamente
al ciudadano de los hechos motivadores de la detención, de sus derechos… Ahora
que con los cambios en la ley está claro que el ciudadano tiene derecho a una
entrevista reservada con su abogado, antes incluso de prestar declaración o no
hacerlo, la utilidad de la defensa es mucho mayor. Se puede informar sin
cortapisas de lo que se entiende que es mejor
para enfocar esa defensa y desde el principio. Eso supondrá, en general,
una garantía mucho mayor para el ciudadano.
¿Cómo
surgió la idea de que fuera usted la persona que esté al frente de la junta?
Me lo
propusieron los propios compañeros, Alfredo al frente, cuando dijo que no iba a
seguir. Lleva 12 años como decano y más de 20 en la junta. Yo no quería que se
fuera, e incluso le insistí en que se quedara, como todos. El MICAP es un
colegio pequeño, pero su decano es vicepresidente del CGAE. Es algo que no se
puede imaginar, salvo conociendo su valía. Y él ha estado ahí, defendiendo los
intereses de la profesión. Porque la idea es que en el consejo estén los que
mejor sepan hacerlo.
Además, el
resto de los consejeros le tienen mucho respeto, porque no es fácil encontrar a
alguien que, como él, sea capaz de no decir nunca nada que esté fuera de tono.
Porque a veces no tienes un buen día, o se pierden los nervios. Es cierto que
un abogado tiene que tener templanza, no dejarse llevar por las emociones y
manejar la situación, pero Alfredo es una persona en la que esa cualidad es
especialmente notoria.
¿Deja
su predecesor en el cargo el listón muy alto?
Sí, así es.
Así que habrá que intentar mantener el nivel, como mínimo. Y es difícil, porque
ha sido un excelente Decano. A mi juicio, lo ha hecho de maravilla. Tengo una
buena relación con los dos decanos anteriores, Ángel Ruiz de Erenchun, y Javier
Caballero. Les tengo mucho cariño y conmigo siempre se han portado muy bien,
pero para mí la referencia, por el tiempo que hemos estado colaborando, es
Alfredo. Le he visto trabajar, preocuparse, cómo se ha implicado. Aunque a
veces pueda dar la impresión de ser una persona seria, un poco distante, quien
se quede con esa idea se equivoca por completo. Esa seriedad es muy de aquí,
algo muy navarro. Pero basta que te acerques a pedirle ayuda con un problema y
mueve Roma con Santiago para intentar arreglarlo. Siempre está ahí. Creo que no
hay ningún compañero al que no le haya dado un buen consejo. Otra cosa es que
el consejo no haya gustado a quien lo ha recibido. Pero estar ahí, siempre ha
estado, que es lo que tiene que hacer el decano.
Sin embargo
tengo una gran confianza en los compañeros de la junta. Un decano sin una buena
junta… El decano es el representante, pero es importante tener compañeros que
estén trabajando mano a mano contigo. Este es un trabajo de equipo. Y en ese
sentido estoy muy contenta, porque se queda gente muy profesional, muy solvente
y muy capaz de la anterior etapa. Y los que se incorporan aportan valores que
van a servirnos a todos. En las juntas pasadas cada uno ha mostrado formas
diferentes de pensar y de afrontar la vida. Pero dentro de eso, ha sido
fácil poner de acuerdo a personalidades
tan distintas, porque, fundamentalmente, lo que nos preocupa y ocupa es la
profesión. Y eso es un mérito de todos, y especialmente de la persona que ha
estado a la cabeza, Alfredo, que ha sido jefe y compañero.
¿Qué
lectura hace del hecho de que no se haya presentado otra candidatura?
Yo sé que hay
muchos compañeros que confían en nosotros. Y no solo he recibido mensajes de
apoyo, sino también de cariño. Supongo
que hay compañeros que no están de acuerdo con algunas de las cosas que se
hacen. Nuestra intención es que quienes no estén satisfechos participen más.
Queremos que la gente aporte su opinión y su trabajo, para que lo que se pueda
mejorar, mejore. A veces no es sencillo dar con la fórmula para encontrar una solución a algo que igual
a ti tampoco te termina de convencer. Y contentar a todo el mundo no es que no
sea fácil, es que resulta imposible. A veces se cambia para contentar a alguien
y vemos que el cambio no les gusta a otros.
Lo que valoro
es que los compañeros han sido conscientes de que se ha trabajado más allá del
interés personal, y esa ha sido una de las claves. Y el hecho de que Alfredo
decida dejar sitio para que se produzca un relevo, creo que es un acto enorme de
generosidad.
Se
va Alfredo Irujo, también es el último mandato de Carlos Carnicer como
presidente del CGAE… ¿Estamos ante un relevo generacional? ¿Es un cambio de
época?
No puedo
hablar respecto al CGAE, porque no sé qué va a pasar. En cuanto al colegio no
sé si es adecuado hablar de cambio generacional. Se da entrada a nuevos
compañeros. El definir cómo hacerlo va a ser parte de la tarea que tenemos por
delante. Ojalá podamos acercar a los compañeros más jóvenes al colegio, porque
no se pude trabajar en una institución si no se conoce. Y, para conocerla, hay
que empezar desde dentro. No veo otra forma. Saber cómo funcionamos, aunque sea
para criticarlo y aportar ideas constructivas.
Supongo
que, en parte por la vicepresidencia de Irujo, la sintonía entre el MICAP y el
CGAE ha sido grande.
Mi idea es que siga siéndolo. En el
colegio hay unas inquietudes mucho más locales, y además nos conocemos
todos. El Consejo tiene unas dimensiones
distintas, unos objetivos más generales. En cualquier caso, aunque el trabajo
es a distinto nivel, el objetivo es similar: trabajar por algo en lo que creemos,
y de la manera en que nos parece que van a funcionar mejor las cosas.
¿Cómo valora el hecho de ser la primera decana del
MICAP?
Sé que hay
compañeros y compañeras que le dan un gran valor a que ocupe el cargo una mujer
y lo agradezco. Pero espero que no sea solo por el hecho de ser mujer y
prefiero pensar que también han valorado algo más personal. Y, sobre todo, el
equipo. En el fondo, lo que hay que valorar es el trabajo, porque el hecho de
ser mujer es algo que no depende de una, aunque esté encantada de serlo.
También
entiendo que quien me lo dice, que no han sido pocos, lo hace porque cree que
la sociedad no reconoce a las mujeres, aún en el trabajo bien hecho, en la
misma medida que a los hombres. Y piensa que el hecho de que una institución
como el colegio de abogados tenga al frente una mujer puede ser positivo en el
sentido de la visibilización. Pero hay que recordar que en el MICAP hay muchas
mujeres, profesionales de enorme valía y que en Navarra, incluso a nivel de
representación institucional, hemos tenido una alcaldesa y dos presidentas del
Gobierno.
¿Qué
aspira a conseguir en su mandato?
Sobre todo que
la imagen de los abogados, la interna y la externa, quede en su sitio mediante
un sistema de comunicación adecuado. Que realmente nos conozcan por lo que
hacemos, que se respete nuestro trabajo. La labor del abogado no se desarrolla
solo en un juicio. Al juzgado se llega cuando no hay otra solución, pero el
abogado está para muchas más cosas. Para aconsejar, por ejemplo. Su labor es
también la de asesorar, negociar, buscar soluciones consensuadas con otros
compañeros, proponer en las ocasiones en que lo vea preciso la mediación, etc.
Al final, en ocasiones, un mal acuerdo es mejor que un buen pleito, pues la
solución que se encuentra, aunque no convenza mucho a nadie inicialmente, es la
que han querido las partes, mientras que cuando se pide que un tercero resuelva,
es lo que impone otra persona. Lo que surge de un acuerdo parece más fácil de
cumplir. Y eso es algo que los abogados hacemos, pero no trasciende tanto. A
veces tengo la impresión de que lo que trasciende de los abogados es el pleito,
la pelea y que nuestros honorarios son muy elevados y eso no es cierto si se
valora realmente el trabajo del letrado.
Además,
tenemos previsto continuar con la idea de hacer de la formación un pilar
básico, poner en funcionamiento un equipo que esté al tanto de la innovación e
ideas, fomentar la participación de los colegiados, ayudar y colaborar en la
medida de lo posible para conseguir una justicia más eficaz, estar al día en
los avances en materia tecnológica, como es, por ejemplo, la supresión del
papel y digitalización de los expedientes, tanto en el Colegio como en los
Juzgados, siempre que ello se realice desde un sistema que garantice los
derechos y redunde en beneficio, por supuesto, del trabajo de los abogados. Y
tratar de que el Turno de Oficio tenga, a todos los niveles, el reconocimiento
que merece, que se visualice como un servicio fundamental para los ciudadanos,
prestado por profesionales de alto nivel. Todo esto y atender y valorar cuantas
propuestas y sugerencias se realicen con ánimo de construir, vengan de donde
vengan.