La
presidenta de la Confederación Española de Abogados Jóvenes (CEAJ), Cristina
Llop Velasco, impartió el pasado lunes en Pamplona la lección inaugural del máster de acceso a
la Abogacía 2015-2016, organizado por el MICAP y la UPNA. CEAJ es una
asociación sin ánimo de lucro conformada por de 55 Agrupaciones
y 7 Federaciones y agrupa a un total de 50.000
jóvenes letrados. Licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza (2011)
Llop compagina su actividad en CEAJ con su trabajo en Llop y Velasco Abogados.
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Cristina Llop, en la sede del MICAP. |
¿Qué
es Confederación Española de Abogados Jóvenes?
Es la Asociación
que agrupa a todos los abogados menores de 40 años de toda España. Somos 55
agrupaciones de 83 colegios. Desde que entré en el cargo en diciembre, si no
recuerdo mal, se han incorporado seis agrupaciones y se están creando algunas
otras. La idea es que haya una en cada colegio. Y donde no la hay, me gusta
acercarme y hablar con los compañeros
jóvenes y animarles a crear una agrupación. Primero, por la vida que da a la
profesión en tu propia localidad. Y también por la interrelación que se da
entre las distintas agrupaciones, algo que es
muy cómodo cuando tienes un problema en otra punta de España, ya que
puedes contar con un compañero que te ayude. Hay veces que, por ejemplo, no me resulta posible desplazarme, pero sé que
tengo un compañero que me lo puede solucionar, y además es alguien a quién
conozco personalmente. Así das mejor servicio al cliente. Y a nivel personal y
profesional te aporta muchísimo.
¿Qué
beneficios tiene para un abogado que acaba de incorporarse a la vida laboral
formar parte de CEAJ?
Nosotros
pretendemos, a nivel local, llegar a los abogados que acaban de colegiarse y
todavía no tienen conciencia de qué es el colegio. Recuerdo que cuando empecé
estaba muy perdida. Aunque mi padre era abogado, ya estaba jubilado. Mi
contacto con el colegio era siempre a través de gente mucho mayor que yo y no me sentía identificada con la
institución.
Así que,
por un lado, la agrupaciones locales de abogados jóvenes permiten conocer a
personas que tienen características similares a las tuyas, que tienen tu edad y
que pasan las mismas penurias que tú al principio, y a las que incluso puedes
llorarles las penas.
Además, en
lo que se refiere a la formación, nos hemos dado cuenta de que la oferta de los
colegios a veces es demasiado especializada
para alguien que acaba de incorporarse a
la vida laboral. Cuando acabas la carrera sales sin ningún conocimiento de la
práctica y esas formaciones suelen estar
muy centradas en determinadas materias. Si bien con el máster de acceso a la profesión
esperemos que esta situación cambie, lo cierto es que el recién licenciado no
tienen ningún conocimiento de la práctica profesional.
Así, en
Zaragoza, que es donde yo estoy colegiada, empezamos haciendo talleres
prácticos. Por ejemplo, sobre cómo hacer una nómina. O sobre cómo leer un plano de urbanismo, porque la gente no sabe diferenciar
un tipo de suelo de otro. Nos planteamos cursos que fueran muy básicos y que
sirvieran realmente para los primeros casos que te puedan venir y te ayuden con
los conceptos básicos.
Luego nos
sorprendió ver que venían compañeros más mayores que no sabían, por ejemplo,
hacer una nómina. Siempre depende de las agrupaciones locales, pero en general
son cursos que si bien están subvencionados para los menores de 40 años, también están abiertos a la participación de
compañeros de cualquier edad. Cada agrupación se organiza como le parece
oportuno, en función de las necesidades del colegio.
¿Qué
relación tiene la asociación con los colegios, en este caso con el MICAP?
Nosotros no
dejamos de ser parte del colegio. No creo que seamos una sección, como puede
ser la sección del turno, sobre todo porque nuestro papel es distinto.
Realmente la función de la agrupación de abogados jóvenes es complementar al
colegio en aquello a lo que no llega, e invitar o animar a los compañeros
jóvenes a que empiecen a formar parte del colegio. Al final, los abogados
jóvenes son los que van a sustituir el día de mañana a los que lo dirigen
ahora. Y si no les inculcamos un sentimiento de colegial, los colegios morirán.
Además, como
el abogado es tan individualista y le cuesta tanto el unirse por un interés
común, de lo que se trata es de saber cuáles son los intereses de los abogados
jóvenes, aunarlos y ayudarles en sus comienzos en todo lo que sea posible. Creo
que las asociaciones de abogados jóvenes sirven para que los abogados se
acostumbren a pensar en el colegio como su casa, para que entren sin ningún
tipo de complejo y que se sientan libres de aportar ideas.
A veces hay gente que critica a los colegios, pero alguien que
no está de acuerdo en cómo se hacen las cosas lo que debería hacer es
involucrarse para cambiar aquello que no le
gusta. Puedes empezar por solicitar
entrar en alguna comisión, o llamar a decano, que en general suele ser una
persona accesible, y proponer ideas que sirvan para mejorar el funcionamiento
del colegio. Y es algo que no se hace. Si crees que las cosas no están bien
hechas o que se pueden mejorar, participar es generalmente la mejor opción.
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Cristina Llop es la presidenta de la Confederación Española de Abogados Jóvenes |
¿Cuentan
los asociados a CEAJ con un carné propio además del carné colegial?
No, aunque no
descartamos la idea de un carné. No por diferenciarnos del resto de
abogados, sino por cuestiones de orden
práctico. Por ejemplo, tenemos firmado un convenio a nivel nacional con la Con
federación Española de Jóvenes Empresarios, o con algunas editoriales… Tenemos
diferentes acuerdos cuya aplicación depende de que formes parte de la
agrupación, y a veces es un poco complicado controlar quién puede beneficiarse
de estos acuerdo si no tienes un carné o un número identificador concreto como
abogado joven.
¿Qué
tiene que hacer un abogado que quiera formar parte de la agrupación?
Lo más
habitual es que se pueda hacer de dos maneras. O bien al colegiarte,
simplemente por ser menor de 40 años, pasas a ser miembro de la agrupación de
abogados jóvenes, sin necesidad de solicitarlo. O bien, como sucede en
Zaragoza, que es donde yo estoy colegiada, hay que solicitarlo de manera
expresa.
¿Qué
relación tiene CEAJ con Inicia Abogacía? Da la impresión de que son proyectos
dirigidos a públicos parecidos.
Colaboramos
con Inicia Abogacía como administradores de varios foros a través de las
agrupaciones. Nació de la mano del Consejo general de la Abogacía pero por su
naturaleza, era natural que formáramos parte de
él, simplemente por ser un espacio también destinado a abogados jóvenes.
Aunque también se dan de alta muchos compañeros de más de 40 años simplemente
por el hecho de poder establecer relaciones con abogados de todas partes de
España.
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Cristina Llop, durante la conferencia que pronunció en la UPNA. |
¿ES
LA ABOGACÍA UN NEGOCIO?
Cristina
Llop abrió la conferencia inaugural del Master de Acceso a la Abogacía respondiendo
a la pregunta que era el título de su charla: ¿Es la abogacía un negocio? Lo es, confirmó, pero no todos los
abogados son conscientes de ello y, en consecuencia, cuando trabajan no
utilizan las reglas y normas que se aplican en el mundo de los negocios.
“Tenemos que aprender a vender nuestro oficio”, indicó a los estudiantes que
escuchaban su intervención, y dijo que para conseguirlo los abogados “deben
identificar al cliente potencial de su despacho, sus necesidades y qué le
preocupa al contratar un servicio”. Después tendrá que localizar la plataforma
y el contenido ideales para darse a conocer.
Llop, que
fue presentada por el decano del MICAP, Alfredo Irujo, indicó que hay abogados
y despachos que aunque utilizan técnicas de negocio, las usan mal. En este
sentido expuso varios ejemplos de lo que no debe ser un anuncio de un bufete o
de un letrado porque, como indicó uno de los asistentes a la lección inaugural,
lo único que conseguían era generar desconfianza. Ofertas de precios que
parecen las de un comercio en horas bajas, publicidad engañosa, servicios
dudosos utilizados como reclamo… Hizo notar que son anuncios en los que,
además, se olvida la deontología, a pesar de que como recordó el artículo 1.1
del Estatuto General de la Abogacía Española proclama que “la abogacía es una profesión libre e independiente que presta un
servicio a la sociedad en interés público y que se ejerce en régimen de libre y
leal competencia, por medio del consejo y la defensa de derechos e intereses
públicos o privados, mediante la aplicación de la ciencia y la técnica
jurídicas, en orden a la concordia, a la efectividad de los derechos y
libertades fundamentales y a la Justicia”.
Insistió en
el inexcusable compromiso de los profesionales del Derecho con la deontología,
y por ello invitó a los estudiantes a reflexionar sobre qué tipo de abogado
quieren ser y cómo van a relacionarse tanto con sus compañeros como con los
clientes. Una reflexión que, según dijo, bien puede basarse en el primer
artículo del Código Deontológico de los Abogados Europeos, donde se advierte de
que la profesión de abogado “impone
múltiples obligaciones y deberes, legales y éticos, en ocasiones
contradictorios en apariencia, que eventualmente podrían entrar en conflicto
con el cliente; con los tribunales y otras autoridades ante las cuales el
abogado asiste o representa al cliente; con su profesión en general y cada
compañero en particular, y con el público, para el cual una profesión liberal e
independiente, regida por el respeto a unas reglas que se ha impuesto a sí
misma, es un medio esencial para la salvaguarda de los Derechos Humanos frente
al Estado y a otros poderes e intereses”.
En opinión
de la oradora, los despachos de abogados españoles no se han adaptado a los
profundos cambios que ha experimentado la sociedad y que sí han obligado a
transformarse a otro tipo de negocios como la venta de música, las entidades
bancarias o las tiendas de ropa, con el denominador común de que todos ellos
han optado por la relación on-line con sus clientes. Pero los letrados también
tienen a su disposición herramientas informáticas que ayudan de una gestión más
eficaz de los despachos, entre las que citó Lexnet, Dropbox, Google Drive o
Skipe, y animó a los futuros abogados a familiarizarse cuanto antes con su uso.
Cristina
Llop destacó, asimismo, modelos de negocio innovadores puestos en práctica por
despachos de abogados anglosajones, como ofrecer presupuestos cerrados a los
clientes (una estrategia que ha tenido muy buena aceptación, aunque el precio
sea algo más elevado) y buscar su feed back; informar en tiempo real del
importe del coste de los servicios contratados, o dotar al despacho de una
estructura organizativa horizontal, de tal forma que los abogados perciben su
remuneración en función del trabajo realizado.