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Juan Francisco López y Paqui Soriano, autores del libro. |
Juan Francisco López y
Paqui Soriano, autores del libro 'El Abogado en Mediación', que acaba de
publicar la Editorial Fortalezas, es una breve
guía de las principales características de esta práctica de resolución de
conflictos no adversarial que nace con la vocación de facilitar el trabajo de
los profesionales del Derecho cuando tienen que afrontar un proceso de
mediación. Los autores, especializados en la práctica mediadora
y pertenecientes a la empresa catalana Medialis, han redactado un texto que
ayudar a conocer mejor aspectos que no se contemplan en la formación de los
abogados y que tienen una notable importancia en las mediaciones, como las
relaciones interpersonales, la manera de comunicarnos y de analizar el
conflicto.
Para conocer algo más sobre el
libro -que recibió el premio Acord 2015 en el I
Congreso de Mediación de la Abogacía celebrado el pasado marzo en la
sede del Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB)- y de la mediación como método
para la resolución de conflictos hemos charlado con uno de sus autores, Juan
Francisco López.
¿Qué es lo que les llevó a
escribir el libro?
Una parte
importante de los abogados no saben lo que es la mediación, y el no haberla
vivido tampoco nunca les lleva a una serie de resistencias a utilizarla como
método de resolución de conflictos. Como fruto de esa reflexión, de que veíamos
que en el fondo había un desconocimiento de lo que era la mediación, decidimos
hacer una pequeña guía introductoria, muy sencilla, destinada a los abogados.
Desde una óptica técnico-jurídica muy simple intentamos explicarles qué es la
mediación, qué aplicaciones prácticas y procesales tiene, sus consecuencias
procesales y qué se pueden encontrar si van a la mediación, es decir, cuál es
el papel que puede jugar el abogado desde el punto de vista de lo que llamamos
nosotros el asesor estratégico. El abogado no solo se debe dedicar a litigar
cuando un cliente tiene un problema sino que tiene que analizar el conflicto,
ver qué posibilidades hay de ganar en la vía contenciosa, de poder negociar, de
una mediación, de un arbitraje, lo que al fin y al cabo es nuestro trabajo, y
proponer al cliente soluciones procesales de todo tipo. Nosotros hacemos una
propuesta clarísima por la intervención de los abogados en los procesos de
mediación, quizás por deformación
profesional defendemos que el abogado participe desde el diseño de la
mediación, de elegir cuál es el mejor mediador para ese caso, hasta dar la
forma jurídica a ese acuerdo.
¿Con la mediación no se dejan de lado ciertas funciones de la
profesión, de la abogacía?
Si estamos
hablando de un caso de familia, la mediación puede acabar en un acuerdo que diga
que el niño pasará los fines de semana con cada uno de los progenitores a
tiempos iguales. Eso es una fórmula jurídica que se llama régimen de visitas. O
los padres tendrán al niño el mismo tiempo cada
uno de ellos: ahí está el
abogado, que si participa en todo el proceso conseguirá que ese acuerdo se
acerque más a la perfección, porque el mediador lo único que hace es plasmar
aquello que quieren las partes, que no son abogados. Luego el asesoramiento
jurídico es necesario desde el primer momento.
Entonces, ¿qué diferencia hay entre uno y otro sistema para un
abogado?
El cliente
va a ver permanentemente como trabajas, y las empresas están diciendo a sus
abogados resuélveme el problema de la manera más barata y menos costosa desde
todos los puntos de vista, de imagen, de tiempo, de todo… y no serás peor
abogado porque no me lo arregles por la vía contenciosa. Es cierto que estamos
acostumbrados a estar por encima de nuestros clientes, a ser a veces poco
transparentes en cuanto a qué es lo que hacemos, y llevar un tema a mediación
nos deja al descubierto, le estás demostrando a tu cliente qué es lo que sabes
a lo largo de todo el proceso, y no cabe que le pongas excusas como que mire
usted, es que el juez se ha equivocado.
La gente puede desconfiar de la mediación al pensar que un acuerdo
tiene menos fuerza que una sentencia.
También aquí
existe desconocimiento. Vamos a ver, pasa como en todo, habrá a quien le vaya
mal y no quiera volver a oír de mediación, habrá podido ser porque ha recurrido
a un mal mediador o porque se trataba de un proceso complicado. Pero cuando ven
que son ellos los que toman las decisiones les va gustando más esta fórmula, y
cuando les dejas claro que los acuerdos de mediación tienen fuerza ejecutiva,
porque acaban en un documento privado, en una escritura pública o en un acuerdo
homologado judicialmente, por lo tanto tiene exactamente el mismo valor que una
sentencia, es que no caben resistencias en ese sentido.
¿Aumenta el número de personas que recurren a la mediación para
resolver sus conflictos?
Sí. La
mediación tiene cada vez más personas que la utilizan. Primero porque cada vez
tiene un mayor impulso público. Periódicamente aparecen noticias de que tanto
el Ministerio, como las comunidades autónomas y el Poder Judicial crean centros
de mediación como el del Colegio de Abogados de Pamplona, hasta convenios de
mediación intrajudicial, e incluso va avanzando un poco por encima de lo que
dice la Ley, que no habla de mediación penal y se está planteando, al igual que
en materia penal. Pero de lo que estamos convencidísimos Paqui Soriano y yo es que,
sin el impulso decidido de la abogacía, esto no funciona. Si la abogacía no
lleva a los clientes a la mediación no va a avanzar, porque es voluntaria. En
España la gente todavía no tiene claro el concepto del mediador, sigue viendo
al abogado, pero si éste cuando llega el cliente le dice: mire, tenemos dos
alternativas, la adversarial, que es la de siempre y ya le diré lo que le
cuesta y las posibilidades que tiene, y la no adversarial, con una asistencia
jurídica a tanto la hora o a precio cerrado, con el resultado final que ustedes
pacten o no, claro, porque puede no haber un acuerdo y en ese caso nos veríamos
abocados a pelearnos . Cuando desde los despachos de los abogados se ofrezcan
las dos alternativas será cuando la mediación tendrá ese impulso importante,
pero poco a poco se va abriendo camino.
¿Supone un ahorro?
Desde el
punto de vista público, de la Justicia, el ahorro es claro, lo ha visto el
ministro y lo ha visto todo el mundo. Pero desde la óptica de práctica del
Derecho voy a poner un ejemplo con el que también se observa el ahorro. Yo
vengo diciendo desde hace tiempo que, por favor, me traigan divorcios de mutuo
acuerdo con el acuerdo de mediación ya hecho. Yo les cobro 300 euros, el
procurador 100 y el mediador 600, y por 1.000 euros tienen el mejor de los
divorcios. Yo lo único que hago es darle forma jurídica y enviarlo al juzgado. También
es un ahorro de tiempo muy importante el hecho de que no destines tiempo a
gestionar tú el conflicto entre tus clientes. Uno de los socios de Medialis
dice que va cambiar las tarifas, que los mutuos acuerdos los va a cobrar más
claros que los contenciosos ¿Por qué? Porque desgastan más. En el contencioso
me viene el cliente cabreado y yo recojo el cabreo en un papel y lo traslado a
la sala de vistas, mientras que cuando vienen con el mutuo acuerdo me pego
horas ¡horas! escuchándolos para ver cómo les doy la vuelta, ahora sí, ahora
no, intentando conciliar, es más cansado.