Miguel Ángel “Lawyer” González
(Pamplona, 1959), compagina el ejercicio
de la abogacía con su otra gran pasión, la música. Casado y padre de dos hijos, en lo profesional, trabaja como abogado independiente en su
propio despacho y colabora con ABN Consultores.
En lo musical, desde hace 24 años es el
cantante del grupo De 2 en Blues Band, una de las formaciones más longevas y conocidas
del panorama musical local. Mañana sábado actúa en Pamplona con su nuevo
proyecto, The Modern Soul Gang. La cita es a las 23.30 horas, en el Beer
Station. (C/ Monasterio Aberin, 5, enfrente de la Audiencia).
Abogado y cantante de blues y soul. De entrada, parecen mundos muy distintos,
casi contrapuestos.
Podría decirse que soy abogado a
causa del ambiente familiar. A mí me encanta el derecho y tengo vocación jurídica gracias a mi padre
que era Magistrado, y ejerció su cargo en
Pamplona durante muchos. Primero en la sala de lo Civil, y luego en la sala de
lo Contencioso Administrativo y ha ejercido una gran influencia en sus hijos. Además, tres de mis hermanos son jueces, también
en Pamplona. El influjo paterno fue tan
potente que cuatro hermanos estudiamos judicaturas. Yo al final lo dejé porque cambiaron el programa y el sistema de exámenes, y suponía un volver a empezar a
estudiarlo todo desde muy atrás.
Y su afición por la música… ¿También
viene de familia?
Había también tradición musical
en mi casa, tanto por parte paterna como materna. Mi madre también había sido
cantante, había formado parte de coros. Y mi padre era un humanista al que le interesaban todas las
manifestaciones de la cultura. Era un melómano nato. Tenía una colección de 10.000
discos. Y entre ellos, una pequeña
colección de discos de Jazz. La música clásica me encantaba, pero lo que me subyugaba era la música negra. Esos discos de jazz que tenía mi padre, junto con las influencias que recibía a través de
la televisión, la radio, el cine… ¡Soy muy cinéfilo también! Poco a poco fui descubriendo la música negra,
hasta que se me metió dentro y paso a formar parte de mí.
¿Estudió música de manera formal o siempre lo ha tenido como una
afición?
No. Empecé a estudiar guitarra,
con 13 años, pero lo dejé. El tiempo no da para todo, y tampoco era muy hábil con las manos. Quizás
con una mayor dedicación hubiera podido terminar tocando la guitarra o el
piano. No me hubiera venido nada mal. Incluso antes de estudiar Derecho, quería
haber estudiado Arte Dramático, pero no tuve apoyo, lógicamente porque no
parecía una salida seria. El mundo artístico se veía como un hobby. Y así lo
seguí cultivando. Sigue siendo un hobby, pero es un hobby muy serio. Nuestra
banda es prácticamente profesional, no en cuanto a dinero ganado, sino en cuanto
a actitud, calidad, estilo y forma de
presentarse y de actuar. Porque actuamos como profesionales. Además de nuestros conciertos en pequeños locales, hemos
actuado en grandes festivales de blues y de jazz y en grandes escenarios con
buena acogida de público y crítica, pero de este tipo de música no se vive. Algunos
miembros de la banda, no obstante, se gana la
vida con la música. El teclista, por ejemplo, es profesor del conservatorio; y el
guitarrista también es profesor en una academia. Los demás tenemos otras profesiones.
Foto: José Castells. |
¿Diría que hay una intercomunicación entre los dos mundos en los que se
mueve, el del derecho y el de la música, o son completamente independientes?
Los veo independientes. Quitando
mi sobrenombre, “Lawyer” (abogado en
inglés), no tienen mucha comunicación. Eso sí, el mundo de la música sirve para
eliminar tensiones que muchas veces te las puede causar el ejercicio
profesional
¿Qué le ha llevado a crear una banda paralela con The Modern Soul Gang?
La
necesidad de realización vital. La música afroamericana me atrapó, y
pase por diferentes géneros. Primero fue el jazz. Más adelante me metí en el
mundo del blues, en un sentido amplio, y eso es lo que más me gustó. Y de
hecho, llevo 24 años cantando en una banda de blues, como es De 2 En Blues Band,
que sigue siendo mi banda principal.
Pero poco a poco, siguiendo la
evolución natural de la música negra, la
investigación y el olfato musical me llevaron al Soul y
decidí que quería ser soulman. Es
una música inagotable, no la puedes abarcar.
Lógicamente, está emparentada con el Jazz y con el Blues, forma parte
del gran tronco de la música negra. De 2 En Blues Band tiene un cierto estilo de bluesoul y también
hacemos temas de soul, pero necesitaba hacer puro soul y tuve la ocasión y la suerte de
formar la nueva banda.
¿Qué tiene el Soul que no tenga el Blues?
El Soul llega más allá que el Blues.
Ofrece una mayor complejidad. No es tan simple en su estructura. Ofrece un
mayor contenido de expresividad vocal, porque todos los cantantes de Soul
proceden del mundo del Gospel, y este es un mundo eminentemente vocal. Como
cantante, veía un mayor nicho de realización artística. Además, es más
melódico, ofrece una mayor variedad y tiene muchos elementos de baile. Todas
esas razones me hicieron llegar a la
conclusión de que el Soul es el género que más me gusta.
Hay un Soul inicial que empieza
por el Doo Wop, en los años 60. Tiene
ciertos toques pop, en el caso de Motown o puede ser
más afilado, más aguerrido, como el Soul
sureño de Stax. A continuación, en los 70, llega lo que
para mí es el clasicismo y la cumbre, por así decirlo, del género. Esta
es la época con la que me identifico más.
En esta época mejoran terriblemente
los medios de grabación, lo que provoca que se puedan introducir
instrumentaciones más complejas, arreglos de mayor riqueza.
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De 2 en Blues Band más Broken Horns |
¿Este tipo de Soul, el de los 70, es el que se va a encontrar el público que se
acerque este sábado a verles actuar en el Beer Station?
Sí. Se va a encontrar con un Soul
más sedoso, sensual, de baile, con raíces de los 70. Muy de comunicación con el
público, de pregunta y respuesta. Para
mí es muy importante que el público se sienta integrado en los conciertos. Sentir su feedback es fundamental como intérprete. Si el
público está mínimamente predispuesto, vamos a enganchar, vamos a tener una
buena comunicación durante el concierto y va a ser una
noche memorable.
¿Qué tal está siendo al experiencia con la nueva banda en este sentido?
Muy buena. Esta banda está
formada por unos músicos extraordinarios, todos profesionales del Jazz de nivel
internacional. Y la respuesta del público está siendo muy buena, porque ve que
hay una calidad tremenda. Aunque claro,
sólo llevamos un año, y como es lógico, nos falta el rodaje que tiene la
banda de blues, que cuenta con 24 años de historia. Hemos hecho pocos conciertos todavía.
¿Suele encontrarse en el público a muchos compañeros de profesión?
Suele haber algunos compañeros
abogados, sí. Incluso hay compañeros
que tienen nuestros
discos, suelen preguntarme por la banda y
visitan nuestra página web www.de2enbluesband.com. Aunque, en
general, creo que en el mundo del
derecho la gente no conoce esta faceta. Habrá quien
que se sorprenderá al ver esta entrevista.
Se dan casos de abogados que sean músicos, pero ahora no me viene a la
cabeza ningún juez. Si hubiera aprobado las oposiciones….
Esta vocación yo no la hubiera podido
abandonar. Hubiera sido un juez cantante. Hubiera sido llamativo, pero no está prohibido.
Los jueces tienen dedicación exclusiva. Esto significa que tienen prohibida
casi cualquier otra actividad, excepto en el mundo de la docencia y en el de la
cultura y el arte. Por lo tanto, no hubiera habido ningún tipo de incompatibilidad. Con lo cual
yo ya sabía que si terminaba las oposiciones iba a seguir catando.
¿Han heredado sus hijos alguna de sus dos pasiones?
Mi hijo mayor parece que ha
heredado mi cinefilia. Este año ha empezado a estudiar Comunicación
Audiovisual, y hace vídeos, tiene un canal en You Tube. Por otra parte, es
actor de teatro, y es buen actor. Además es, prestidigitador. Hace trucos muy
divertidos. Mi hija es un poco más tímida, pero toca la guitarra y canta, saca
canciones…
¿Y el derecho?¿Alguno de ellos sigue la tradición familiar?
No, eso no. Sí que me hubiera gustado, de la misma manera en que
yo hablaba de temas jurídicos con mi padre, hubiera podido hacerlo con ellos,
hubiera sido un punto más de conexión. Me hubiera gustado que estudiaran
Derecho, pero la decisión les corresponde a ellos.